Imaginaos la situación: estáis curioseando en medio de una nave con montañas de materiales de derribo, entre cajas de trastos, electrodomésticos oxidados y chismes viejos… y de repente veis una cómoda con tres cajones hechos de cajas de madera. Amor a primera vista, verdad?
Esa es la historia de esta antigua cómoda. Un mueble hecho de pequeños retales de madera y cajas de alimentación, que dan a sus cajones una personalidad genial. Una auténtica joyita encontrada que a los cazatesoros y amantes de las piezas especiales os va a encantar.

Su restauración comenzó por una buena desinfección anticarcoma (si queréis restaurar en casa un mueble, tenga o no tenga agujeritos de carcoma, debéis empezar por un tratamiento antixilófagos siempre)

El primer cajón conservaba los herrajes originales. En el resto hubo que colocar dos reproducciones basadas en los primeros.

Las cajoneras estaban hechas con listones de madera. Son parte del encanto del mueble, así que quedaron a la vista pintados con el tono Country Grey de Annie Sloan.

El exterior se pintó con una base azul verdosa pálida, un tanto agrisada. El tono Duck Egg de Annie Sloan era perfecto.

Una fórmula estupenda para dar vida a un mueble policromado es introducir más de un color en él. Opté por un degradado en los cajones que partía del tono Duck Egg en la base y estructura de la pieza, hasta a acabar en un mint desgastado en el primer cajón y el sobre de la cómoda
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